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El Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) es un trastorno de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades en distintas áreas.
Dentro de los rasgos comunes podemos observar alteraciones en:
COMUNICACIÓN
Todas las personas muestran limitaciones para la utilización y comprensión de los elementos de la comunicación no verbal, como el uso de gestos, la mirada o las expresiones emocionales, dificultades para mantener conversaciones y alteraciones en el uso social de la comunicación.
RELACIONES SOCIALES
Las personas con TEA presentan alteraciones en el desarrollo de conductas adecuadas para relacionarse con los demás, poner en práctica habilidades básicas para la relación con las personas y comprender las conductas y emociones en los demás, por lo que muestran limitaciones de empatía y de reciprocidad socio-emocional, así como un limitado interés para compartir con los demás sus intereses.
IMAGINACIÓN
Las personas con TEA muestran una alteración significativa en el desarrollo de la imaginación y la simbolización, lo que supone una dificultad para el desarrollo del juego simbólico y la actividad imaginativa. Son personal literales.
CONDUCTA
Estas limitaciones implican la aparición de conductas repetitivas, movimientos estereotipados del cuerpo, resistencia a los cambios en lo que les rodea, así como interés y preocupación intenso por temas específicos. Además, muchos casos pueden presentar una sensibilidad inusual ante estímulos sensoriales (auditivos, visuales, táctiles…).
A pesar de que estas alteraciones siempre estarán presentes, es posible mejorarlas empleando los apoyos adecuados, siempre adaptados a las necesidades de la persona.
En el cuadro que encontrarás en AUTISMO/DETECCIÓN/SEÑALES DE ALARMA; se recogen algunas de las señales de alerta más comunes que podemos encontrar en las personas con TEA.
Hay que tener siempre presente la individualidad de cada persona sin olvidar que es única, por eso este cuadro es orientativo.
La observación de estas señales hace recomendable una valoración exhaustiva del desarrollo del niño o la niña
A día de hoy no es posible establecer una causa concreta que justifique la aparición del autismo, pero sí se conoce que la carga genética tiene un peso importante en la aparición del autismo.
La gran variabilidad presente en este trastorno apunta también a la relevancia que puede tener la interacción entre los distintos genes y diferentes factores ambientales en el desarrollo del TEA, pero por el momento, estos elementos no se encuentran claramente identificados, y aún es necesaria mucha investigación al respecto.
Las investigaciones actuales establecen que no existe una sola causa para explicar la gran variedad de TEA, sino que se trata de una etiología multifactorial. En ningún caso, las pautas de crianza de los padres determinan la aparición del trastorno.
Existe evidencia clara de que la causa es biológica y causal, por lo que no existe ninguna relación con las pautas educativas de los padres. Probablemente puedan existir otros factores ambientales que influyen en el desarrollo, aunque la investigación no ha determinado cuales.
Los TEA no tienen cura actualmente, pero existe evidencia de que una detección precoz y una atención temprana especializada e intensiva mejoran significativamente su desarrollo y la calidad de vida de la persona y su familia, que debiera ser el objetivo último de todo programa de apoyo.
Las personas con TEA con los apoyos necesarios y adecuados, pueden desarrollar un proyecto de vida propio, elegido, pleno y feliz.
A día de hoy, no es posible diagnosticar el TEA mediante marcadores biológicos, sino que se precisa de una valoración especializada basada en la observación y análisis exhaustivo del comportamiento de la persona, realizada por un equipo multidisciplinar de profesionales con formación específica en TEA.
El equipo que diagnostique debe contar con distintos perfiles, como psicólogos, médicos, logopedas, psicomotricistas, etc. En este análisis se tienen en cuenta aspectos relacionados tanto con el propio niño/a como con su entorno, tales como: exámenes médicos, exploración audiológica, valoración genética y neurológica, exploración otorrinolaringológica, presencia de otras patologías asociadas, desarrollo evolutivo hasta el momento de la valoración, comunicación, interacción social, conducta, juego, funcionamiento intelectual, habilidades académicas, habilidades de autonomía y vida independiente, habilidades motoras, evaluación psicológica:
Desarrollo intelectual
Habilidades de comunicación e interacción social
Habilidades de juego
Aspectos atencionales
Habilidades adaptativas
Habilidades académicas
Habilidades motoras
Contexto y recursos disponibles
Capacidades y puntos fuertes de la persona
Cuando existen sospechas de TEA, es fundamental realizar esa valoración diagnóstica exhaustiva cuanto antes, con el objetivo de descartar o confirmar el diagnóstico.
Un diagnóstico precoz es la clave para acceder cuanto antes a una atención temprana específica y especializada, que resulta esencial para favorecer el desarrollo y la calidad de vida de los niños y niñas con autismo, al mismo tiempo que favorece el bienestar emocional de las familias.
La intervención temprana es la clave para que cada persona con TEA alcance su máximo potencial.
En la intervención se han utilizado diferentes modelos de tratamiento. Cada persona con TEA es única y tiene sus características específicas, por eso las intervenciones han de ser individualizadas y adaptadas a la persona. Lo que sí esta demostrado es que una intervención temprana y adecuada, mejora el pronóstico de la persona y por tanto su calidad de vida y la de su familia.
Desde la Federación Autismo Castilla-La Mancha, solo apoya los modelos con evidencia científica y siempre denunciará aquellas prácticas sin evidencia científica, especialmente si son perjudiciales para la persona con TEA, además siempre nos posicionaremos en contra y perseguiremos aquellas que utilicen la desesperación de las familias para lucrarse.
El objetivo de toda intervención debe ser siempre desarrollar al máximo las capacidades de la persona para que su vida sea lo más autónoma y plena posible.
Las intervenciones no se deben centrar únicamente en la persona con TEA, se debe establecer una planificación donde la familia sea partícipe y el fin último sea mejorar la calidad de la persona con autismo y la de su familia.
INTERVENCIONES CONDUCTUALES:
- Apoyo conductual positivo (ACP)
INTERVENCIONES CENTRADAS EN EL DESARROLLO
- DIR (Developmental >Individual Difference Relationship Mode)
- RDI (Relationship Development Intervention)
- Intervenciones convinadas basadas en el lenguaje y comunicación: comunicación total, PECS, SAACS, Benson Schaffer…
- Integración sensorial
- Intervenciones centradas en la familia: Modelo Centrado en la Familia en Contextos Narturales, Modelo HANEN, Modelo McWilliams
La respuesta a esta pregunta depende en gran medida de si ha resultado posible identificar o no una causa genética específica para el TEA del primer hijo o hija. Esta identificación no siempre es posible. De hecho, en la actualidad sólo se logra en aproximadamente el 15% de los casos diagnosticados de TEA.
Cuando no es posible identificar esta causa genética específica, los estudios de investigación identifican un riesgo aproximado de recurrencia (tener un segundo hijo o hija con TEA). El riesgo de tener otro hijo con TEA está en torno al 20%, entre 10 y 20 veces más que en la población general. Y esta posibilidad aumenta aún más, si ya hay más de un hermano afectado por TEA (hasta el 50%)
Las vacunas NO están relacionadas con el origen del autismo.
El autismo está presente desde el nacimiento de la persona, lo que sucede es que los primeros signos comienzan a mostrarse cuando la persona comienza a desarrollar mayores capacidades de comunicación, relación social, etc.
Es precisamente esa época en la que también es necesario comenzar a cumplir con el calendario de vacunación, por lo que las fechas coinciden. Esta coincidencia no implica una relación directa de causa-efecto.
Después del desarrollo de numerosos trabajos de investigación a gran escala y a nivel internacional, actualmente la comunidad médica y científica de todo el mundo apoya de forma unánime la conclusión de que no existe evidencia que relacione la vacunación y el desarrollo del TEA.
No obstante, y a pesar de los posicionamientos sostenidos por organismos y entidades de prestigio internacional en el ámbito de la investigación y de la salud, aún se mantienen las voces y comunicaciones que apoyan esta supuesta relación causal entre vacunas y TEA.
Actualmente no se dispone de evidencia científica sólida que apoye el uso generalizado de este tipo de intervención en el caso de las personas con TEA. La investigación al respecto es limitada y presenta debilidades importantes, como el escaso número de participantes en los pocos estudios que están publicados, o la inconsistencia en cómo se evalúan sus resultados.
El autismo no es una enfermedad, es un trastorno del neurodesarrollo.
Enfermedad: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la “Alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, por causas en general conocidas, manifestada por síntomas y unos signos característicos, y cuya evolución es más o menos previsible”.
Generalmente, se entiende a la enfermedad como la pérdida de la salud, cuyo efecto negativo es consecuencia de una alteración estructural o funcional de un órgano a cualquier nivel.
Síndrome: Es un conjunto de síntomas o signos conocidos que pueden aparecer juntos, aunque con un origen desconocido.
Trastorno: Puede considerarse como una descripción de una serie de síntomas, acciones o comportamientos. Suele estar asociado a patologías o desórdenes relacionados con patologías mentales. También se asocia a alteraciones de los procesos cognitivos y afectivos del desarrollo, considerando que existe una diferencia significativa respecto al grupo social mayoritario donde se incluye la persona, no existiendo una etiología conocida.
Actualmente no existe una cura para el autismo, especialmente si lo que pretendemos es hacer desaparecer el trastorno. Las personas con TEA, nacen con este trastorno y los acompaña a lo largo de todo el ciclo vital. Sin embargo, podemos mejorar su calidad de vida y su desarrollo cognitivo, mediante planes de atención individual, programas de apoyo personalizados y enfocados al desarrollo personal, la autonomía y la inclusión social. Se deben identificar los potenciales de la persona y compensar sus dificultades, generando un entorno accesible y comprensible.
Actualmente no existe un tratamiento farmacológico que elimine o mitigue las manifestaciones nucleares del TEA.